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Así funcionan las casas de apuestas, en el ‘boom del juego’ en Colombia

En medio del auge de las apuestas deportivas en el país, hablamos con una de las empresas encargadas del software online y nos explica oportunidades y riesgos.

Fútbol colombiano Responsabilidad en las casas de apuesta en Colombia (EFE)

No invaden por todo lado. En cada transmisión deportiva vemos un montón de publicidad sobre casas de apuesta, algo que no había pasado en otro momento de la historia en nuestro país. Colombia fue uno de los lugares en Latinoamérica que le abrió la puerta a la industria del juego y está sirviendo como pionera en la región, bien visto lo que acá ocurre en países como México, Brasil y Argentina.

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Sin embargo, nadie se pregunta cómo funciona una industria que proporciona horas de entretenimiento a millones de usuario al mes. Además, siempre con el miedo latente de estar sufriendo un fraude, algo que, por fortuna, en Colombia no ocurre desde que el Estado legalizó las apuestas deportivas.

Desde ese momento, inició una cruzada en cuanto a responsabilidad vinculada por parte de los tres pilares del juego: Estado, industria y jugadores. Hoy en día están dadas las garantías para que el jugador juegue con tranquilidad, sabiendo que su seguridad y privacidad está salvaguardada.

¿Cómo se logra esto? Mucho tienen que ver las empresas de software que facilitan el funcionamiento de los juegos online. Una de ellas, pionera en la región, es PlayTech. Desde ella saben el boom que está teniendo la industria del juego y los miedos que genera todavía en los usuarios. Por eso hablamos con Francesco Rodano, director de políticas de PlayTech, quien nos sumergió un poco más al mundo del juego, pero de manera responsable.

¿Cuáles son los principales retos que enfrenta la industria del juego en estos momentos?

Con respecto al juego, LATAM parece estar en una fase de transición, de forma similar a lo que ocurrió en Europa hace unos diez años. El juego al por menor, especialmente los casinos y las loterías, ha sido durante mucho tiempo, y sigue siendo, la actividad de juego más popular en toda la región.

Pero en los últimos años, algunos gobiernos nacionales se han dado cuenta de que el juego online, aunque no esté regulado, es accesible y disfrutado por una gran parte de la población. En septiembre de 2016, Colombia se convirtió, de hecho, en el primer país de América Latina en establecer un régimen de licencias locales para los juegos de azar en línea.

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La autoridad colombiana del juego, Coljuegos, ha otorgado hasta ahora 18 contratos de concesión y ha autorizado todas las formas populares de juego. La regulación, que permite al sector operar legalmente y contribuir a la economía local, puede ser un proceso largo y complejo. En primer lugar, es necesario un consenso político que, al ser el juego un tema controvertido, no siempre es fácil de conseguir.

Gracias a los exitosos ejemplos de Colombia, México y Argentina, los responsables políticos de otros países de LATAM están ahora más inclinados a evaluar la legalización del sector en sus respectivos territorios. Luego se necesita una legislación que, a su vez, suele requerir la aprobación parlamentaria.

Una ley sobre el juego es una condición necesaria, pero no suficiente para la apertura del mercado del juego legal, ya que tiene que ser ejecutada y aplicada a través de reglamentos administrativos detallados, lo que también es un paso complejo. Además, hay que crear una autoridad reguladora, dotada de los recursos y las competencias necesarias para supervisar y gestionar una actividad económica polifacética.

Por último, habrá que conceder licencias a los operadores que puedan cumplir los requisitos de fiabilidad y elegibilidad que determine el regulador. Una vez lanzado el mercado, el regulador debe también proteger las inversiones de los nuevos operadores con licencia luchando contra los ilegales que se dirigen al país desde el extranjero, otra tarea muy difícil.

La duración de todo el proceso, que puede durar muchos años, es de hecho el principal reto al que se enfrenta el sector del juego en LATAM. En la mayor parte de la región, todavía no hay normas que permitan a las empresas de juego acreditadas ofrecer sus servicios de forma legal, mientras que decenas de operadores deshonestos, que nunca solicitarán una licencia, están prosperando, sin pagar ningún impuesto y sin ningún control sobre su integridad.

Para el sector es cuestión de tener paciencia y tratar de ayudar al proceso de legalización estableciendo una relación constructiva con los responsables políticos, por ejemplo, compartiendo las mejores prácticas reguladoras de otros mercados maduros.

¿Cómo ha influido el Metaverso en los operadores que ofrecen experiencias de juego y apuestas en línea a los usuarios?

Creo que es demasiado pronto para decirlo. Es muy reciente cuando el concepto de Metaverso ha cobrado fuerza gracias al compromiso de Facebook, en 2021, de crear su propia versión. Sin embargo, la mayoría de las tecnologías anunciadas relacionadas con el Metaverso aún no se han desarrollado.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si un operador de juego Metaverso no pagará las ganancias o incluso robara los fondos de los jugadores? Además, el juego Metaverso se basa en las criptomonedas, que también es un medio de pago no regulado, lo que añade otra capa de riesgo a esta actividad.

Para ver si el sector del juego se beneficia realmente del Metaverso, tendremos que esperar a que esté mucho más maduro y, en el mejor de los casos, a que los gobiernos establezcan algunas normas, ya que, de lo contrario, los riesgos podrían superar las ventajas.

¿Qué actitudes de los usuarios han cambiado con el impacto de tecnologías como la inteligencia artificial?

En los últimos tiempos, la tecnología se ha utilizado cada vez más para ayudar a proteger a los jugadores más vulnerables. Los operadores tienen acceso a datos de comportamiento muy detallados de cada jugador, que pueden utilizarse para comprender, en una fase muy temprana, si alguno de ellos está empezando a mostrar signos de juego problemático.

La inteligencia artificial puede desempeñar un papel fundamental en este campo. Mi empresa, Playtech, uno de los mayores proveedores de juegos de azar del mundo, ha estado invirtiendo e investigando en los últimos 10 años en una herramienta -llamada BetBuddy- que utiliza la inteligencia artificial para analizar los comportamientos de los jugadores y predecir su riesgo, y los resultados son bastante prometedores, con un nivel de precisión impresionante.

La inteligencia artificial también puede ayudar a dar el siguiente paso en el ciclo de protección del jugador: utilizar el perfil de comportamiento individual de cada jugador de riesgo para comprometerse con él e intervenir de forma personalizada, mediante herramientas automatizadas y mensajes personalizados que tienen un gran potencial para ayudar a los jugadores a no perder el control.

4 - ¿Cuál sería la normativa adecuada para las casas de apuestas online en este momento?

Creo que hay que tener en cuenta todos los intereses y objetivos legítimos, no sólo los de las casas de apuestas. Estos últimos 15 años de experiencias reguladoras han demostrado que un marco sólo funciona cuando las tres partes -el Estado, el jugador y, por supuesto, la industria del juego- logran sus respectivos objetivos.

Por ejemplo, al controlar el sector, el Estado debe generar ingresos fiscales y, al mismo tiempo, proteger a sus ciudadanos y mantener el juego libre de delitos. Del mismo modo, esos ciudadanos deben tener acceso a los productos de entretenimiento que desean y, al mismo tiempo, sentirse seguros y protegidos del fraude, la delincuencia y las prácticas desleales.

Por último, la industria -y con ello nos referimos a toda la cadena de suministro, incluidas, por ejemplo, las empresas de medios de comunicación- debe obtener un beneficio justo al tiempo que opera bajo normas claras y razonables.

Sin ir más lejos, la normativa colombiana es un excelente ejemplo de regulación adecuada para las casas de apuestas. El marco ha sido mejorado continuamente por el regulador, Coljuegos, en los últimos 6 años, gracias a un diálogo constructivo con todas las partes interesadas, y ahora representa una mejor práctica reconocida internacionalmente.

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