No hay peor angustia que luchar por no descender. Es el drama que está viviendo esta temporada el Everton, que se armó para entrar en alguna copa europea, pero de la nada se metió en un lío y debe asegurar la permanencia en primera división. Para hacerlo, a falta de una jornada, solo tenía que vencer al Crystal Palace. Por eso, Goodison Park fue una caldera en la noche del jueves.
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Todos estaban confiados en que hoy era el día del alivio. Entre ellos Yerry Mina, quien aquejado por una lesión apoyó a sus compañeros desde el banco de suplentes en lo que sería un juego de infarto. Crystal Palace no peleaba por nada, pero aún así dejó la vida en el campo.
De inmediato, los londinenses se pusieron en ventaja con gol de Jean-Philippe Mateta. La fiesta en las tribunas se vio silenciada por momentos y todo sería peor cuando Jordan Ayew, quien debió irse expulsado un minuto antes, consiguió un gol de carambola y puso contra las cuerdas al Everton.
Con dos goles en contra, los Toffees saltaron del descanso con otra determinación. Sin fútbol, pero con coraje, el equipo de Liverpool logró el descuento gracias a un derechazo de Michael Keane. Everton aún soñaba con al menos empatar, más con las noticias del partido del Burnley, quien ganaba al Aston Villa.
El empate se hizo desear, pero finalmente llegó. Richarlison remató una pelota que se desvió y se metió en el segundo palo, consiguiendo la igualdad a falta de 20 minutos. Empatar era mejor que perder, pero no le garantizaba la permanencia al Everton de manera matemática. Por eso había que buscar el triunfo.
¡Y lo consiguieron! Un tiro libre terminó en un centro al punto penal, donde Dominic Calvert-Lewin cabeceó y concretó la remontada de película en Goodison Park. Everton conseguía lo anhelado: salvarse del descenso. Con tres puntos en juego, los Toffees sacaron cuatro de ventaja y seguirán siendo el equipo más añejo de la Premier League, en primera desde 1954. Celebra el Everton, lo baila Yerry Mina... lesionado y todo.